martes, 4 de enero de 2011

Un mundo inexistente

Gregory Colbert

Pienso en ese remoto lugar de mi cerebro donde todo es posible, donde puedo crear un mundo enteramente mío y disfrutarlo sin límites ni barreras, donde puedo imaginarme rodeada de la más exquisita compañía y donde puedo tener lo diálogos más escandalizantes que existan hoy en día. Un lugar donde puedo creer en la existencia de una forma de detener el tiempo, donde puedo soñar con una vida inmortal, donde puedo sentir libremente todo aquello que aquí no puedo. Un mundo donde puedo gritar a pleno pulmón todo aquello que en este se queda en mero un grito ahogado, un susurro imperceptible para la humanidad. Hoy más que nunca quiero creer que ese mundo puede ser real, hoy necesito creer en la magia, un magia que esta escalofriante realidad no acepta. Hoy necesito volver a ese mundo y gritarte todo lo que llevo dentro. Hoy deseo poder decir aquello que sienta y no lo que cada uno necesite oír. Y es que en la dureza de este mundo donde no hay un aura mágica que te proteja, se deben a veces camuflar nuestras palabras para que no hierran, o para que no sean las causantes de un abandono de la vida, de la ilusión, o un fuego que reduzca a ceniza toda esta esperanza que no hace seguir luchando. Y es que camuflando así las realidades protegemos a quienes queremos, como de seguro ellos hacen con nosotros. Pero aún así, ¿porque hacerles luchar por algo que quizás veamos inexistente? Hoy quiero decirle a todo el mundo lo que pienso y no lo que necesitan oír. Hoy quiero decir que está pasando mucho tiempo y todo sigue igual, que quizás todo se marchita. Hoy quiero decir que por muy grande que sea tu esfuerzo te va ser muy complicado conseguir recuperar el nivel y mantenerlo. Hoy quiero decir que busco algo que no existe, quiero creer en un mundo inimaginable. Hoy quiero decir que siempre duele cuando alguien se va, pero por mucho que te lamentes no va a volver. Hoy quiero decir que olvidar es la única forma para no sufrir. Hoy quiero decir tantas cosas que nada ni nadie saldría inmune. Hoy quiero gritarle al mundo entero que no se engañe a si mismo. Vaya contradicción la mía, que exijo al mundo que no se engañe y sin embargo necesito escaparme a esa parte tan privada mía donde pueda creer en ese tipo de engaños.


Cadenas con sabor a libertad.
M.F.P.