viernes, 22 de abril de 2011

Cinco días de lluvia.

mirando al mar recuerdo el día... voy a dejar de recordar.

Guardar un mensaje en Borradores y saber que a pesar de todo nunca lo enviarás. No quieres que vean tu dolor, porque ni tan siquiera tu lo entiendes. Siempre te consideraste fuerte, inmune a la nostalgia, inmune al sufrimiento humano pero acabas cayendo en él, y dándote cuenta de que no dejas de ser humano. Inmune al dolor... en eso voy a trabajar, y pienso que va a ser el tiempo mejor invertido. 

¿Puedes pasar por el lado de un hermano y tratarlo como a un desconocido? Por el lado de tu hermano pequeño, aquel a quien cambiaste los pañales, cuidaste cuando tuvo fiebre, abrazaste cuando no podía dormir en una noche de tormenta e ilusionaste cuando veía el mundo en gris. O mejor aún, cómo te sentirías si pasara él por tu lado y te tratara como a un desconocido, como si fueras un individuo más de la sociedad. Que te advierta de su imparcialidad y desmoronarte cuando ves que realmente no hay rastro de sentimiento en su conducta. Cómo si nunca hubierais vivido lo vivido, cómo si nunca hubierais pasado por lo que habéis pasado, cómo si fuerais completos desconocidos. ¿Tan poco he arraigado? Piensas. ¿Tan fácil le es desprenderse de todo lo vivido? ¿Tan poco le importo? ¿Porque yo no puedo hacerlo? ¿Porque me cuesta tanto? ¿Porque yo no lo soporto y él sí?

Llorar. Que las lágrimas corran por tus mejillas. Es un acto que muestra al mundo tu dolor, pero lloras en la sombra y nadie verá ni un rastro. Si él puede, tu también. Olvidarás las tardes viendo películas juntos. Olvidarás que le avisabas cuando el susto hubo pasado, en una película de miedo. Olvidarás las noches que dormiste a su lado. Olvidarás que le llevaste en brazos cuando sus pequeños pies no podían más, que le leías cuentos cada noche, que le explicabas que significaba la palabra benevolencia, que le abrazabas como si el mundo se fuera a terminar mañana cada vez que lloraba, que cogías su manita y le devolvías el apretón cuando el médico le ponía una inyección. Todo lo olvidarás. Todo. Te tornarás estatua, cumplirás la parte del contrato que a ti te corresponde hasta que finalice el término y reflexionarás más la próxima vez antes de volver a firmar. Mientras tanto, sólo el Borrador de tu móvil será testigo de tu dolor. Y sólo la sombra te verá llorar.

Necesito ver un brillo en sus ojos, una sonrisa en sus labios, algo que demuestre una emoción pero sé que no lo encontraré. Por eso, voy a dejar de buscar, voy a obligarme, voy a inmunizarme. ¿Que hace el cuerpo para defenderse de un agente patógeno? Fabricar linfocitos, luchar y adquirir inmunidad para así no volver a caer. Eso voy a hacer yo, eso estoy haciendo, adquirir inmunidad a martillazos, no habrá próxima vez puesto que estaré alerta.

Un grito ahogado.
M.F.P.

miércoles, 13 de abril de 2011

Sapere aude.

Emprendiendo la eterna búsqueda, el incesante avance,
el insaciable apetito, el eterno sabor a consciencia.

Soy egoísta... demasiado egoísta, al menos en cuanto a relaciones interpersonales. Me explico: Necesito que la persona me aporte algo a nivel intelectual para que yo muestre algún interés por ella. Si a nivel intelectual me complementa, me llena, me atrae, si me aporta algo, es cuando busco su amistad, su compañía. ¿Se entiende? Busco gente diferente a mí, desde luego, y tengo muy presente que las diferencias son buenas, pero necesito personas que sigan la misma trayectoria personal, necesito gente autoconsciente, gente que tenga las mismas inquietudes, gente que haya recorrido caminos en los que yo empiezo a indagar ahora. Creo que todos buscamos algo en la otra persona de una forma u otra, pero cuando lo que buscas está a nivel intelectual todo se vuelve más notorio, las exigencias incrementan, y las compañías que te llenan y se vuelven gratas, escasean. Me parece poco virtuoso que esto sea así, porque de alguna forma  esto no hace más que probar aquello a lo que yo me opongo. El hecho de necesitar que la otra persona te aporte algo hace que la relación deje de ser desinteresada, pero ¿que sentido tendría no buscar nada en el otro individuo, no necesitar que te aporte nada?  Ninguno, no te haría falta la compañía humana, porque al no necesitar que te aporte nada, la misma función puede ser desempeñada por una fría y sólida pared. Luego ¿es realmente egoísmo? ¿Es egoísta buscar el saber en los libros? Pues tampoco ha de serlo el querer buscarlo en las personas. Lo que en realidad creo que busco es un mentor, ese maestro que instruía al discípulo, ese maestro al que poder superar un día. ¿Porque se extinguió este método de enseñanza que los griegos implantaron? Es una lástima que se haya perdido, porque el saber, para imantar al individuo, ha de ser transmitido de una forma muy personal, muy individual. Sólo se puede enseñar aquello que tienes interiorizado, luego sólo puede transmitir un amor por el conocimiento aquel que realmente lo ame, sólo con la pasión que este pueda poner en la enseñanza, logrará que el alumno interiorice ese amor por la sabiduría. Para poner pasión a una acción esta debe ser íntima, entre dos personas, puesto que nos empeñamos en ocultarnos públicamente tras nuestra máscara. He ahí la importancia de la relación maestro-discípulo que existía en la antigua Grecia. Esa era la clave para que los grandes sabios encontraran la luz, el camino para mostrar todo su potencial. La transmisión del saber, lo que debería ser una de las más estrechas e íntimas relaciones lo hemos transformista hoy en día en mucho menos que la sobra de lo que debería ser. La enseñanza es impersonal y lejana, entre el profesorado y el alumno hay una barrera que muy difícilmente se puede traspasar. Todo es frío y objetivo, ha perdido la pasión que tiempo atrás poseía.
Supongo que yo busco aquello que está extinguido, busco conocer codo con codo, mano con mano, cara a cara. Todo muy de cerca, todo muy personal, todo muy cargado de sentimiento. Busco a ese maestro al que superar.
Dependiendo del momento en el que nos encontramos exigimos unas cosas u otras, y yo ahora exijo sabiduría, porque voy en busca del saber. ¿Podré encontrar en algún momento todo lo que busco? Estoy más que convencida de que no, nunca sabré todo aquello que deseo aprender, nunca leeré todos los libro que quiero leer,  nunca alcanzaré todo lo que busco alcanzar. Vemos pues, lo decepcionante que resulta lo finito del tiempo para nosotros, lo injusto que éste es con nosotros. No poseo el tiempo que necesito para recorrer los infinitos caminos que se que existen, a decir verdad no tengo ni tan siquiera una décima parte del tiempo que me gustaría tener. ¿Miedo a la muerte? En absoluto, no tengo miedo a no existir, lo que realmente me asusta es dejar a medias un sendero, que me falte tiempo para completar un proyecto, que no alcance a saciarme con la esencia del mundo.


Una conducta ensimismada.
M.F.P.

viernes, 8 de abril de 2011

Serotonina.

Quedar suspendido en el agua es lo más parecido
a romper las leyes de la gravedad. Para crear hay
que destruir. 

Orión. 

En algún punto exacto del mapa se encuentra, y sí, yo desconozco cuál es ese punto. ¿Puedes encontrar a una persona sin saber realmente dónde está? ¿Puedes conocer a alguien sin haberle visto nunca el rostro, sin haber oído el timbre de su voz? Es extraño, porque la mayoría de la gente no se fija en ninguna de estas cosas, no se detienen a escuchar a que suenan las palabras, a que recuerdan unos ojos, a dónde arrastra un aroma, y que historias narran los gestos silenciosos. Quizás sean tonterías, pequeñeces, y no representan la esencia ni mucho menos, pero hablan en el silencio, expresan a gritos aquello que las palabras intentan evitar.
Es extraño porque, apareció de la nada y sin avisar, como surgen las grandes ideas. Llegó sin presentaciones convencionales, cuál amigo que regresa tras un largo período de ausencia, un amigo al que le abres la puerta y todo continúa en el punto exacto en que se quedó, con un largo  camino ya recorrido. Sin preguntar nombre, edad, residencia, y otras tantas superficialidades, empiezas a hablar de: visiones de futuro, proyectos que tienes entre las manos, intentos de entrelazar filosofía y medicina, vergüenzas difíciles de superar, estados anímicos, introspecciones rodeadas de un aura de irritabilidad, decepciones ante una vasta y cruda realidad, la soledad y desesperación que se apoderan de ti cuando miras alrededor y sólo ves clones de la sociedad, dopamina, agua... Y sí, sin saber quien es, donde está, o que historias narran sus facciones, puedes intuirlo, porque empiezas por la esencia y no por la máscara, comienzas el proceso a la inversa, desde dentro hacia fuera, llevando la contraria al mundo. Conoces primero la mente, que es lo que define a las personas, aquello que más habla de un individuo. Puedo hacerlo porque realmente hay una voz que contesta mis inconcluencias, porque hay una mente que me habla y no es un simple convencionalismo el que me responde. Alguien que haya visto el mundo a través de unos ojos cómo los tuyos, y no le hagan falta explicaciones, que conozca a la perfección la sensación. Así descubres, sin esperarlo, que a pesar de moverte por un mundo inerte y carente de sentido a tus ojos, no eres el único vagabundo errante que vaga por el planeta, que hay más haces de luz moviéndose por la densa neblina, y ¿que pasa cuando encuentras a uno de esos halos?, que iluminan. Toc, toc, ¿hay suerte?

Cadenas con sabor a libertad.
M.F.P.

lunes, 4 de abril de 2011

Leer.

Leer. Leer sin ganas. Leer por aburrimiento. Leer para no hacer ruido. Leer para dejar que tu padre duerma la siesta. Leer porque no te dejan poner la tele. Leer porque ya nadie quiere contarte un cuento. Leer porque te han castigado sin salir. Leer porque estás en la cama con fiebre. Leer porque estás solo. Leer porque imitas a tus hermanos mayores. Leer porque lo hace tu madre. Leer libros para niños. Leer novelas que no te dejan leer. Leer hasta que te apagan la luz. Leer sin leer, pensando en otra cosa. Leer en la biblioteca. Leer todos los libros de la biblioteca infantil. Leer porque tu hermana lee en la cama de al lado. Leer libros de Tintín en casa de tu abuelo. Reir porque tu tía llora con una novela. Llorar porque te da pena el abominable hombre de las nieves. Leer y leer y leer cinco líneas sobre sexo. Leerlas y leerlas una vez más. Leer porque quieres estar solo. Leer porque te sientes solo. Leer porque te crees distinto. Leer para encontrar almas gemelas. Leer aquello que aún no has vivido. Leer para llenarte la cabeza de pájaros. Leer para presumir. Decir que has leído un libro que no has leído. Resumir libros en literatura que no has leído. Sacar buenas notas en literatura haciendo resúmenes de libros que no has terminado. Leer para imitar lo que que has leído. Leer para fardar. Leer para ligar. Leer para consolarte de un abandono. Leer por falta de planes. Leer por falta de amor. Leer porque se ha ido con otra. Leer para que no digan. Leer mientras esperas. Leer sentado en el wáter. Leer para dormirte. Leer para poder hablar con él. Leer el libro que él te recomendó. Leer para sorprenderle. Leer por puro gusto. Leer por vaguería. Leer porque no te gustan los deportes. Leer porque no tienes un duro. Leer para olvidar. Leer para recordar. Leer para aprender. Leer un coñazo impresionante. Leer un libro que no quieres que se acabe. Leer el libro de un amigo. Leer todos los libros de un hombre que te gusta. Leerle el pensamiento. Leer el libro que él está leyendo. Leer el libro que él querra leer después. Leerle a tu hijo. Leerle hasta que se quede dormido. Leerle hasta que te quedas dormida. Leerle el Tintín que tú leíste. Leerle cuando se muere el Abominable Hombre de las Nieves. Leerle y consolarle luego su llanto inconsolable. Leerle para que aprenda a estar solo. Leerle para volver a vivir la infancia. Leerle por gusto. Ver cómo un hijo lee. Releer. Leer sólo lo que te gusta. Leer sólo aquello que te emocione. Leer por amor. Leer a su lado. 

Leer a su lado.
Elvira Lindo.