lunes, 27 de junio de 2011


"C'est la vie." Odio esa expresión. Mucho. Muchísimo. Me parece una forma de excusarse de todo lo que acontece a nuestro alrededor, cómo si todo estuviera ya maquinado de antemano, cómo si nada pudiéramos hacer. Es una forma de resignarse ante la vida, y sé la persona que la utiliza es consciente de que somos nosotros quien decidimos dar cada uno de los pasos que nos acerca a nuestras metas. Hoy he escuchado demasiadas cosas que ya intuía pero prefería no asimilar. Me he estado cegando intencionadamente. Lo siento, pero no puedo asumirlo. No sé cómo. Por primera vez no sé cómo encajar un golpe, este golpe. Creo que vuelvo al estado de colapso mental. Todo entra atropelladamente en la cabeza, pero se queda en un punto estanco sin ir a ninguna parte para poder ser procesado. Colapso mental. O quizás colapso vital, quién sabe. A quién le interesa saberlo ya. Voy a dejar de intentar entenderlo porque no puedo. Odio que seamos incapaces de asimilar nuestros errores. Lo odio. Decide lo que quieras pero atente a las consecuencias. 


¿Que puedo hacer? Desaparecer o intentar que asuman las consecuencias a martillazos. El tiempo es un perfecto analgésico y la distancia un buen oxidante. Huir me parece una muy dulce salida. Además de fácil. Ahora me es más fácil que nunca huir. Odio también descubrir que se cumple lo que Schopenhauer decía: "Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia." Me parece triste, triste para el que las recibe por insistir y no por merecerlo. A la mierda los valores. ¿Para qué? Si no existen. Tú tienes los tuyos, pero es algo que no te aporta demasiado, sólo tienes las de perder. En este mundo sólo sobreviven las lagartijas. A pesar de todo voy a seguir con lo que soy hasta el final, lo llevaré al extremo aunque ello suponga mi perdición. Vivo porque creo en algo, porque defiendo algo. Vivo por algo. Si no tuviera unas convicciones viviría para saquear. Dije un día que jamás daría la vida por un ideal. Es cierto, no lo haría, pero los defenderé como mejor pueda porque los he forjado yo, y son parte de mí. 

Voy a borrar las huellas que conducen aquí. Quién conoce el camino puede seguir viniendo. Quien no lo ha recorrido, ya no podrá hacerlo. Ya no quiero que nadie lea esto, quizás Alba sí pero tampoco estoy segura. De momento voy a escribir sólo para mí. Necesito entender demasiadas cosas. O quizás deje de escribir. Intentaré volver a la autoculpable minoría de edad, espero saber cómo. Espero que sea posible. Un día hablé con Alba sobre esto, y también con Orión. Alba estuvo de acuerdo conmigo en que seguramente siendo mayor de edad te alejabas terriblemente de la felicidad. La ignorancia evita el dolor. Orión en cambio me dijo: "Ese dilema es grave, yo opino como tú, el conocimiento no lleva a la felicidad y el fin ultimo es ese. Elige entre vivir como una ignorante feliz, o como una profunda persona que no sabe si es feliz. Pero tu comprensión ayudará a otras personas (pocas) que conocerás, y entenderás como se sienten.

Voy a dejar de pensar por hoy porque no me gusta en absoluto el rumbo ni las conclusiones. Espero que el sueño me haga recapacitar y mañana decida hacer borrón y cuenta nueva. 

Aprecio que no me quieran cortar las alas y me dejen volar. Recorreré el mundo entero. Toda la atmósfera terrestre. Pero nunca sabré si he volado porque realmente quería volar o porque al darme la libertad para llevarlo a cabo he sentido la obligación de hacerlo.

Metamorfosis
M.F.P.

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