martes, 28 de junio de 2011


Sólo puedo ver cómo quieren embotellar ese alma libre. Me giro y observo cómo intentan atraerlo hacia la botella, engañándolo cuál niño al que le ofreces caramelos. Me dolería mucho verla presa sin poder volar. Tanto que o me alejaría para dejar de contemplar tan infausto espectáculo o me acercaría más que nunca a esta botella para hacerla añicos y liberar ese esencia que encierra. No te engañes, el recipiente no te protege ni mucho menos. Ese aislamiento no hará que te recompongas, sólo te atará. Y tú no sabes (no debes) vivir cautiva, eres un alma libre. 

Mensajes ambiguos. ¿Por qué no damos una respuesta tajante? Porque no querremos cerrar puertas, eliminar posibilidades. No es lo que deseamos, pero en el caso de que no obtengamos lo que realmente necesitamos, siempre tendremos la posibilidad de... ¿Pero esa posibilidad nos hará realmente felices? Todos conocemos la respuesta. No. No nos proporcionará ni felicidad, ni satisfacción, ni crecimiento personal, ni nada. No podrá ofrecernos absolutamente nada porque no es lo que queremos, lo que anhelamos. Y nos encontraremos a nosotros mismos buscando en la posibilidad todos los rasgos de lo que en realidad queremos, y no los encontraremos. Vemos pues que esto sólo puede aportarnos resignación, desdicha y un continuo deseo insatisfecho. ¿Porque no enfocamos todos nuestros esfuerzos a conseguir lo que queremos? ¿Porque no nos volcamos al cien por cien? ¿Porque damos algo por perdido antes de haberlo conseguido? Por miedo, por cansancio, por comodidad, para no sufrir... son muchas las respuestas, pero llegará un momento en el que todo esto desaparecerá, porque todos sabemos que las emociones desaparecen con el tiempo, y lo único que nos encontraremos será esa ausencia. Y vagaremos por el mundo buscando un algo que no sabemos que es, hasta que nos daremos cuenta de que en todo buscamos rasgos de lo que un día quisimos y perdimos. Lo que realmente buscamos es precisamente eso. ¿Podremos vivir con ello?


Metamorfosis
M.F.P.

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