viernes, 25 de febrero de 2011

Una huella imborrable.

- No me creo que de verdad lo pienses. No es que no quiera creer tus palabras, es que no puedo asimilarlas siquiera. ¿Qué sentido tendría entonces todo esto? ¿Porque estoy yo aquí debatiéndome entre un camino u otro? ¿Porque nos preguntamos constantemente por algo que no existe? ¿Porque existimos nosotros siquiera? Tiene que haber algo que no conozcamos, una relación matemática que lo cohesione todo, y que sea tal su perfección que quedemos más que fascinados al percibirla, que seamos incapaces de reaccionar a ningún estímulo, que perdamos hasta la noción de nosotros mismos. Y si no cualquier otro tipo de relación. Todo esto tiene que formar un conjunto, tiene que tener una mecánica, tiene que ser parte de un todo. Debe haber un misterio detrás, ¿por qué buscamos si no? ¿Que buscamos si no? Todo sería un sinsentido. Una contradicción. Nucleótidos sueltos sin formar parte de ninguna cadena. Sólo adquieren significado en su lugar, así las cosas tienen sentido en un contexto. 
Es cierto que no condiciona nuestra vida el sentido que tenga o deje de tener el mundo, porque nuestra existencia no llega a estar en ese nivel, sólo somos piezas de una partida de ajedrez, nucleótidos que forman parte de ese ADN, pero aun así ha de tener una razón de ser, yo quiero creer que sí. 
Quizás un manicomio no sea un lugar donde acaben las personas que hayan tenido una revelación, tal vez no es el sitio de los que han comprendido la esencia de mundo. Puede que no, puede que los filósofos que acaben allí simplemente lo hagan porque las reacciones químicas de su cerebro dejan de darse de la manera adecuada. Pero quizás hay cordura dentro de la locura, quizás hay grandeza detrás. Y aunque sea un lugar del que no podemos sacar cosas en claro, del que no podemos obtener siquiera una conversación coherente, es un sitio que me fascina. La locura, los locos, individuos que para la mayoría son indeseables, mucho menos que personas... a mi me intrigan, me llaman la atención. Quizás les podemos hasta envidiar. Son personas que han vivido aquello que nosotros experimentamos y además están saboreando algo que nunca llegaremos a saber que es, que produce, que ha habido antes, cuales son los alicientes que les inducen a este estado... Estos lugares no dejan de fascinarme, será porque la conducta humana me atrae y al ser la normal convencional y tediosa encuentro novedad, misterio y discrepancia en los locos. Algo que poder estudiar, algo que no tiene un principio claro preestablecido. Será por eso que uno de mis libros favoritos sea "Los reglones torcidos de dios".

- No hay revelación al fondo. Los locos son solo locos y cuando se desvelan los velos de Maya sólo queda un cerdo sonriente o un señor con una bolsa en la cabeza. 

- Igor, me da la sensación de que has perdido la capacidad de sorprenderte, de buscarle al mundo un sentido que vaya más allá de lo que todos pueden ver. Inhibes ese inconformismo y ganas de contradecirte y contradecir al mundo con las que jugamos en nuestra juventud. Es algo demasiado grande como para desaparecer así, tiene que estar, muy en el fondo, y muy condicionado, pero debe estar. Es algo que no desaparece así porque sí. El hombre siempre se hace preguntas metafísicas, necesita una metafísica.  Así detrás de un loco puede haber cualquier cosa, cosas que ni tan siquiera llegamos a intuir, y detrás de un cerdo sonriente y un señor con una bolsa en la cabeza, de seguro siguen quedando huellas de la búsqueda de una esencia, un deseo de metafísica, de sentido del mundo que aún no ha desaparecido. Tiene que quedar algo de eso.

- No juzgues aquello que no conoces, no sabes que hay detrás, que hubo alguna vez. No conoces el matiz que tiene el verde tras mis pupilas, ni si lo percibimos todos en el mismo tono. Tal vez el color favorito de cada uno es el mismo al fin y al cabo. Tal vez mis ojos ven el rojo como los tuyos ven el verde, pero al aprender desde pequeños que ese tono tiene tal nombre lo llamamos de forma distinta. Quizás tenemos el mismo color favorito, quizás no distamos tanto los unos de los otros. No lo sabes. Es muy poco lo que sabemos. Ten también en cuenta que tus palabras pierden sentido, coherencia, son un cúmulo de ideas expulsadas a trompicones, un sinsentido en muchos sentidos.

- Me alegra descubrir que las huellas aún persisten.


La perplejidad del ser.
M.F.P.

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