miércoles, 26 de octubre de 2011

- ¿Dónde te escondes cuando quieres huir del mundo? 
- En los sueños. 
- ¿Y si hasta los sueños te dan pavor? Estás jodido, ¿eh?. No tienes dónde esconderte.
- Nadie está tan jodido, cuando llegan a ese punto las personas se suicidan.
- Yo he llegado y sigo aquí.
- Tu has llegado, pero no estás en un estado permanente de hastío, son momentos puntuales.
- ¿Y que hago con esos malditos momentos? Por si no lo has notado no puedo dejar de existir cuando me canse y volver cuando me apetezca.
- Pues si no puedes dejar de existir, limítate precisamente a eso, a existir.
- Es lo que hago, ¿no me ves?. Maldita sea, ¡no me solucionas nada!. ¡Nunca me solucionas nada! Dime algo útil, dime que hacer con esos momento de mi existir. Dame la solución, para eso estoy aquí y ahora.
- ¿Qué no lo ves? ¿Qué no ves acaso que no hay solución alguna? Lo único que puedes hacer es lo que estás haciendo, lo único que yo te puedo decir, ya lo sabes. Acudes a mí para ver que tienes razón, porque ves que no hay solución posible y quieres que alguien se la invente, que te salven de tu mundo de locos, vaya. Puedes drogarte, morfina en vena, o cualquier benzodiazepina y voilà, se acabó con tus momentos de hastío. Pero todo esto es algo que sabes, una opción que conoces y sabes de antemano que no quieres escoger. Así que no me pidas soluciones que no se te hayan ocurrido a ti, porque hablar conmigo te puede aportar lo mismo que hablar contigo mismo, y sí, siempre suele ser mucho más de lo que te puede aportar una conversación absurda con un simple cuerpo andante, pero nunca podrá ser más de lo que tu misma o tus estrellas hayáis pensado ya. No esperes que yo te salve, no me exijas algo así, no es justo, porque sabes que no puedo hacerlo.

Caos.
M.F.P.

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